Más allá de colocarle una cubierta protectora o estacionarla bajo la sombra para prevenir el deterioro de los plásticos, la pintura y otros componentes expuestos a la luz solar directa, lo cierto es que el exceso de calor también puede afectar el desempeño de una motocicleta, sobre todo cuando estamos enfrentando embotellamientos en el día a día, pues factores como la buena combustión y refrigeración del motor se ve afectada, ya que no recibe aire fresco, por lo que debemos vigilar varios aspectos, así que toma nota.
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El calor puede afectar la viscosidad del lubricante del motor, reduciendo su capacidad para protegerlo. Recordemos que este fluido se encarga de reducir al máximo la fricción entre los componentes internos del propulsor, como anillos, camisas, bielas, pistones, etcétera, pero también puede cumplir la función de disipar calor por medio de un radiador. En ese sentido, debemos respetar al pie de la letra los periodos de cambio de aceite y que sean de buena calidad, pues ofrecen protección a altas temperaturas.
El factor más importante para elegir un aceite es su viscosidad. Para entenderla, imaginemos dos recipientes, uno con agua y otro con miel. Si los vaciamos, la caída del agua será instantánea en comparación con la de la miel, que puede tomarle varios segundos, por lo tanto, podemos deducir que la viscosidad es la resistencia que presenta un líquido para fluir, y es a partir de la viscosidad que los lubricantes se clasifican. Cuando un motor se diseña, la viscosidad ideal es calculada y recomendada por el fabricante.
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Otro aspecto fundamental es verificar regularmente el nivel y la calidad del líquido refrigerante del motor en caso de que la motocicleta cuente con este sistema. La misión de este fluido es disipar el exceso de calor que genera el motor debido al proceso de combustión y controlarlo de tal manera que su temperatura ideal de trabajo se mantenga aproximadamente en 90 grados centígrados, pues de lo contrario, partes vitales del propulsor como pistones, bielas y válvulas podrían deformarse y dañarlo por completo.
De modo que debemos asegurarnos de que el sistema de refrigeración esté funcionando correctamente para evitar el sobrecalentamiento del motor en condiciones de calor extremo. En el mercado existe una gran variedad de líquidos refrigerantes que se diferencian entre sí por su concentración y rango de protección térmica, características que determinan su precio. La recomendación es que atiendas el manual de propietario del coche donde explica qué refrigerante es el ideal.
Las altas temperaturas pueden acelerar la evaporación del electrolito en la batería, lo que puede reducir su vida útil. Ante ello, observa con regularidad el nivel del electrolito y realiza una carga adecuada si es necesario. Además, asegúrate de que las terminales de la batería estén limpias y bien conectadas.
Además de la batería, el filtro de aire del motor pueden obstruirse más rápidamente en condiciones de calor extremo, debido a la mayor cantidad de polvo y suciedad presente en el ambiente, por lo que debemos estar atentos a su saturación y reemplazarlos puntualmente. Este filtro tiene la función de evitar que se cuelen elementos externos en la admisión del coche y pasen a la cámara de combustión. Por lo general, los filtros automotrices emplean un elemento interno fabricado de celulosa plisada (papel plegado en forma de acordeón) o algodón (gasas de algodón superpuestas).
Finalmente, recuerda que el desempeño de una motocicleta depende de un mantenimiento puntual para garantizar el buen funcionamiento de sus componentes, por eso es muy importante respetar los periodos de mantenimiento dictados por el fabricante, especialmente en lo referente al buen estado de la mecánica.